En una jornada de alta tensión y sorpresa, el diputado por la región de Antofagasta, José Miguel Castro (RN), fue electo como el nuevo presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados. Su elección se concretó mediante un inédito mecanismo de tómbola, instancia que solo se había utilizado previamente en el contexto de acusaciones constitucionales, marcando un hito en la historia del Congreso. Ante esto, Castro se convierte así en el primer diputado de la región de Antofagasta en alcanzar la presidencia de la Cámara Baja. Compartirá la testera con el diputado de la Democracia Cristiana, Erik Aedo, quien asumirá como vicepresidente, y con Gaspar Rivas, del Partido de la Gente, que ocupará la segunda vicepresidencia. Asimismo, la elección no estuvo exenta de incertidumbre. En la primera votación, la diputada Camila Rojas obtuvo 75 preferencias, superando por un voto a José Miguel Castro, quien consiguió 74 sufragios. Al no alcanzar ninguno de los candidatos la mayoría absoluta requerida, se procedió a una segunda vuelta, la cual culminó en un empate. Ante la persistencia del empate en una tercera votación, la mesa directiva de la Cámara optó por recurrir al azar de la tómbola para definir al nuevo presidente. Ahora bien, con la elección de José Miguel Castro, la oposición parlamentaria asume el liderazgo de ambas cámaras del Congreso Nacional, considerando que el senador de Renovación Nacional, Manuel José Ossandón, ya había sido electo previamente como presidente del Senado. Finalmente, tras confirmarse su victoria, el diputado Castro expresó su agradecimiento a su familia, a su equipo de trabajo y a la Región de Antofagasta. En un gesto que llamó la atención, también dedicó palabras de agradecimiento a las diputadas Pamela Jiles y Marisela Santibáñez.
Este lunes, la Cámara de Diputadas y Diputados vivirá una jornada clave con la elección de su próxima presidencia, en medio de un ambiente marcado por tensiones políticas que se han agudizado tras la reciente decisión del Tribunal Constitucional (TC) de cesar en su cargo a la senadora del Partido Socialista, Isabel Allende, por su presunta responsabilidad en la fallida compraventa de la casa del expresidente Salvador Allende. Esta situación, que ha generado un fuerte remezón dentro del oficialismo, podría influir directamente en el resultado de la votación. El TC resolvió acoger el requerimiento presentado por parlamentarios de Republicanos y Chile Vamos, quienes acusaron a Allende de infringir el artículo 60 de la Constitución. Esta decisión no solo ha sido cuestionada por el Partido Socialista, que la considera un precedente grave, sino que también ha generado fricciones al interior del oficialismo. En particular, los socialistas apuntan al Frente Amplio, acusando una falta de respaldo político y técnico por parte del Ejecutivo, que no habría advertido el riesgo constitucional que implicaba iniciar el proceso de compraventa del inmueble. Además, ha causado molestia que las ministras del TC, Daniela Marzi y Nancy Yáñez, ambas cercanas al Frente Amplio y designadas por el presidente Gabriel Boric, hayan votado a favor del cese de Allende. Para el PS, la figura de la senadora tiene un peso simbólico relevante, no solo por su historia como hija del expresidente Salvador Allende, sino también por su rol como expresidenta del partido, de la Cámara y del Senado. En este contexto, el oficialismo busca retener la presidencia de la Cámara con la diputada Camila Rojas (Frente Amplio), exlíder estudiantil y exjefa de bancada. Sin embargo, el panorama se complica con la presencia de dos postulantes de la oposición: José Miguel Castro (Renovación Nacional) y Jorge Alessandri (UDI). Así, el escenario más probable es que la elección se resuelva en segunda vuelta, donde competirán los dos candidatos con mayor votación en la primera ronda. Con los 153 diputados habilitados para votar, se requiere mayoría absoluta (77 votos) para ganar en primera instancia. Si ningún candidato la alcanza, se procederá a un balotaje entre los dos más votados. La decisión no solo definirá el rumbo legislativo en un año políticamente complejo, sino también pondrá a prueba las lealtades internas del oficialismo, fracturado por el caso Allende.
En una jornada de alta tensión y sorpresa, el diputado por la región de Antofagasta, José Miguel Castro (RN), fue electo como el nuevo presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados. Su elección se concretó mediante un inédito mecanismo de tómbola, instancia que solo se había utilizado previamente en el contexto de acusaciones constitucionales, marcando un hito en la historia del Congreso. Ante esto, Castro se convierte así en el primer diputado de la región de Antofagasta en alcanzar la presidencia de la Cámara Baja. Compartirá la testera con el diputado de la Democracia Cristiana, Erik Aedo, quien asumirá como vicepresidente, y con Gaspar Rivas, del Partido de la Gente, que ocupará la segunda vicepresidencia. Asimismo, la elección no estuvo exenta de incertidumbre. En la primera votación, la diputada Camila Rojas obtuvo 75 preferencias, superando por un voto a José Miguel Castro, quien consiguió 74 sufragios. Al no alcanzar ninguno de los candidatos la mayoría absoluta requerida, se procedió a una segunda vuelta, la cual culminó en un empate. Ante la persistencia del empate en una tercera votación, la mesa directiva de la Cámara optó por recurrir al azar de la tómbola para definir al nuevo presidente. Ahora bien, con la elección de José Miguel Castro, la oposición parlamentaria asume el liderazgo de ambas cámaras del Congreso Nacional, considerando que el senador de Renovación Nacional, Manuel José Ossandón, ya había sido electo previamente como presidente del Senado. Finalmente, tras confirmarse su victoria, el diputado Castro expresó su agradecimiento a su familia, a su equipo de trabajo y a la Región de Antofagasta. En un gesto que llamó la atención, también dedicó palabras de agradecimiento a las diputadas Pamela Jiles y Marisela Santibáñez.
Este lunes, la Cámara de Diputadas y Diputados vivirá una jornada clave con la elección de su próxima presidencia, en medio de un ambiente marcado por tensiones políticas que se han agudizado tras la reciente decisión del Tribunal Constitucional (TC) de cesar en su cargo a la senadora del Partido Socialista, Isabel Allende, por su presunta responsabilidad en la fallida compraventa de la casa del expresidente Salvador Allende. Esta situación, que ha generado un fuerte remezón dentro del oficialismo, podría influir directamente en el resultado de la votación. El TC resolvió acoger el requerimiento presentado por parlamentarios de Republicanos y Chile Vamos, quienes acusaron a Allende de infringir el artículo 60 de la Constitución. Esta decisión no solo ha sido cuestionada por el Partido Socialista, que la considera un precedente grave, sino que también ha generado fricciones al interior del oficialismo. En particular, los socialistas apuntan al Frente Amplio, acusando una falta de respaldo político y técnico por parte del Ejecutivo, que no habría advertido el riesgo constitucional que implicaba iniciar el proceso de compraventa del inmueble. Además, ha causado molestia que las ministras del TC, Daniela Marzi y Nancy Yáñez, ambas cercanas al Frente Amplio y designadas por el presidente Gabriel Boric, hayan votado a favor del cese de Allende. Para el PS, la figura de la senadora tiene un peso simbólico relevante, no solo por su historia como hija del expresidente Salvador Allende, sino también por su rol como expresidenta del partido, de la Cámara y del Senado. En este contexto, el oficialismo busca retener la presidencia de la Cámara con la diputada Camila Rojas (Frente Amplio), exlíder estudiantil y exjefa de bancada. Sin embargo, el panorama se complica con la presencia de dos postulantes de la oposición: José Miguel Castro (Renovación Nacional) y Jorge Alessandri (UDI). Así, el escenario más probable es que la elección se resuelva en segunda vuelta, donde competirán los dos candidatos con mayor votación en la primera ronda. Con los 153 diputados habilitados para votar, se requiere mayoría absoluta (77 votos) para ganar en primera instancia. Si ningún candidato la alcanza, se procederá a un balotaje entre los dos más votados. La decisión no solo definirá el rumbo legislativo en un año políticamente complejo, sino también pondrá a prueba las lealtades internas del oficialismo, fracturado por el caso Allende.